Muchas veces nos quejamos con respecto a lo que nos sucede en el día y le echamos la culpa a todo lo que pasa a nuestro alrededor: el tráfico, la contaminación, la gente “descortés” que no nos da el paso, nuestros gobernantes, etc, etc, etc. Pero en realidad, que tanto nosotros mismos contribuimos a esto o qué hacemos para evitarlo? Empezando por el momento exacto en el que brincamos fuera de la cama, luego de que suena incansablemente el despertador y que es inminente que debemos comenzar el día aunque nuestro cuerpo aún pida unas horas más de sueño. Después de brincar fuera de la cama, casi con los ojos cerrados y sin ninguna consciencia de lo que estamos haciendo seguimos nuestra rutina diaria y de pronto, casi dos horas después, que logramos tomar la primer taza de café del día, es cuando sentimos que hemos despertado, mientras tanto vivimos como “zombies” por unas horas. Evadimos nuestro cuerpo, lo que sentimos, y lo que necesitamos mientras corremos a la rutina y los supuestos deberes diarios y si tenemos suerte, tal vez tomamos algo de desayunar, pero de la misma forma, que tan conscientes somos de los nutrientes que en realidad aporta ese desayuno para que nuestro organismo funcione óptimamente durante el día?
Yo creo que si por el contrario, empezáramos el día haciendo un escaneo de nuestro cuerpo y mente antes de saltar fuera de la cama, nos diéramos el tiempo de calentar nuestro cuerpo, como lo hacíamos con nuestros autos sobretodo en época de frío, y tomáramos un desayuno más consciente, entonces mejoraríamos considerablemente nuestros días.
Así que, les propongo lo siguiente: a partir de mañana, pon tu despertador 5 o 10 minutos antes de lo que acostumbras; levántate con tiempo para prepararte para tu día; sonríe y agradece por esta nueva oportunidad de vivir; antes de brincar fuera de la cama: estira tu cuerpo, frótalo para calentarlo y mueve cada una de las articulaciones circular y suavemente para lubricarlas; y date el tiempo de sentarte tranquilamente a tomar un nutritivo desayuno que aporte lo que necesitas para tu día y no solamente engañe a tu estómago haciéndolo sentir satisfecho. Además, analiza tu cuerpo continuamente a lo largo de tu rutina diaria, has consciente las posturas que toma y sobretodo localiza cualquier tensión innecesaria que estés ocasionando para mantener dicha postura. Cada vez que vuelvas a este momento asegúrate de relajar tu cuerpo, utilizarlo eficientemente y de no crear tensiones innecesarias mientras te lavas los dientes, te vistes, preparas el desayuno, manejas, cargas el portafolio, caminas sobre tus tacones, estas sentad@ frente a la computadora, hablas por teléfono, haces tu rutina de ejercicio (que espero tengas alguna!), en fin, en cada uno de los momentos de tú día.
Es un acto de amor a ti mismo. Yo por ejemplo tomo una taza de agua tibia con limón todas las mañanas, medito, hago ejercicios hipopresivos de respiración, realizo alguna variación de ashtanga yoga, tomo un rico desayuno y termino mi mañana con un baño lleno de rituales de aromaterapia y apapacho.
En conclusión, mantente presente con tu cuerpo en el aquí y el ahora, meditando primero para crear consciencia y posteriormente para poder cambiar los hábitos que actúan en contra de tu propio bienestar. Ya me dirás, si te sientes más feliz y de qué manera el cambiar la forma en que te relacionas contigo mismo y con tu cuerpo, cambia la manera en que te relacionas con el mundo.
Nohemí Ferrer
Directora Creativa y Maestra en BodyWords
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